No importa si hace frío (como en Chile en estos momentos) o si vivimos en un país con temperaturas siempre cálidas (Panamá es muy buen ejemplo), casi todos disfrutamos al beber una taza de té. Este disfrute no es casual y está relacionado con el aminoácido l-teanina, presente en el té y que genera sensación de relajación y bienestar y que además, al combinarse con el efecto estimulante de la cafeína (también en el té), mejora nuestro nivel de alerta de una manera calmada.
Cuando analizamos a fondo esta milenaria y globalmente consumida bebida que se elabora de la planta Camellia sinensis, encontramos detalles interesantes que vale la pena comentar.
Sus variedades como son el té verde, oolong (azul) y té negro, resultan del tipo de procesamiento al que se sometan las hojas, por ejemplo si se les expone a oxígeno (oxidación) por un período prolongado surge el té negro, mientras que si esto se hace por menos tiempo o rápidamente, se obtendrá té oolong y té verde respectivamente.
Todas sus variedades contienen una alta concentración de catequinas y polifenoles, que son sustancias con potentes efectos antioxidantes, siendo capaces de prevenir e incluso reparar el daño y envejecimiento de nuestras células.
A continuación tres de sus principales beneficios para la salud:
- Efectos protectores contra el cáncer: su acción antioxidante le confiere un rol atrapador de especies reactivas del oxígeno o radicales libres (unos de los principales componentes de todo proceso tumoral), evitando el inicio y la proliferación de procesos carcinogénicos.
- Prevención de enfermedades cardiovasculares: evita la oxidación del colesterol LDL y la inflamación que antecede la formación placas de ateroma. Además, ayuda a evitar el estrechamiento de las arterias y tiene efectos favorables en personas genéticamente respondedoras a terapias para reducir el colesterol.
- Control del peso corporal: las propiedades anti obesidad del té han sido unas de las más estudiadas, encontrándose en algunas investigaciones, que el consumo frecuente de té oolong o de té verde, puede ayudar a reducir el peso y la grasa corporal. Este efecto se ha vinculado con sus polifenoles y catequinas que logran aumentar el gasto calórico y la oxidación de grasas (“quema de grasas”). En un metaanálisis (investigación con gran valor científico que compara múltiples estudios), se encontró que la combinación de catequinas y cafeína presentes principalmente en el té verde, tiene efectos positivos en la pérdida de peso y el mantenimiento de un peso saludable. Sin embargo, es importante tener presente que esta respuesta es variable entre una persona y otra, ya que depende de factores genéticos y de qué tan habituada se esté a la cafeína. En este mismo sentido, otro estudio encontró que el té verde podía maximizar los efectos del ejercicio físico, siendo que un grupo de hombres que ingirió extracto de té verde antes de realizar ejercicio, quemó 17% más grasa que quienes no lo consumieron. En mujeres se halló que el té matcha (té verde en polvo con mayor concentración de antioxidantes), aumentó la oxidación de grasas inducida por el ejercicio.
A pesar de todos estos beneficios, es importante recordar que aún deben realizarse más investigaciones que permitan determinar con mayor certeza su efectividad, eficacia y consumo máximo seguro. Por ahora la recomendación general es nunca beber más de 5 tazas diarias y considerar que el té reduce la absorción de hierro proveniente de alimentos de origen vegetal, por lo que no deben consumirse simultáneamente. Además, el exceso de té se ha asociado a irritabilidad, insomnio, palpitaciones y dolor de cabeza en algunas personas.
Referencias:
Int J Sport Nutr Exerc Metab. 2018 Sep 1;28(5):536-541
Physiology & Behavior 100 (2010) 42–46
Am J Clin Nutr 2008;87:778–84.
Rev. chil. nutr. v.31, n.2, p.72-82, agosto 2004